Monólogo: GRACIAS POR SER MI AMIGO

Acá me encuentro frente a mi computadora portátil para empezar a escribir una nota.

En esta primer nota se me ocurrió escribir un monólogo para compartir con todos ustedes. Con el único fin de entretenerlos con mis pensamientos irónicos, fuera de lugar pero siempre diciendo la verdad. Yo creo que hay que reírse de uno mismo. Tenemos que volver a reírnos de nosotros. ¿O no?

Por ejemplo… La otra vez no sé muy bien cómo me pasó pero me acordé de una desagradable experiencia que me ha ocurrido más de 2 veces seguidas. Y quisiera compartir con los que están leyendo sobre lo que me pasó.

 Empecemos…Te gusta tu amiga con la que te hablás y te confesás todo. Salís con la clásica pregunta:

-¿Y cómo te gustan los hombres?

Ella te dice:

-Sinceros, confiables, que me hagan reír, que sean atentos y no me importa mucho lo físico; sino los sentimientos. También que sean cariñosos y que no sólo busquen sexo en mí.

Y vos al oír todo eso, pensás: “Epaaa, yo tengo todas esas características. Siempre la hago reír, siempre le hablo con la verdad, siempre estoy con ella cuando más me necesita. Siento algo lindo por ella y me interesa mucho más que el sexo. Y aparte nos tenemos confianza”.

Entonces, decidís declararte porque tenés todo a tu favor. Pero acá viene lo peor. Que no sé muy bien que ocurre en ése momento con las mujeres. Porque cuando le expresamos nuestros sentimientos, ellas ponen cara de ojete, lo cual te hacer sentir para la mierda, como que no le importa nada. Pero aún así, estás tan confiado que esperás recibir una respuesta positiva. Pero sólo dice fríamente y sin dudarlo:

 -“Es que… Yo… Solo puedo verte como a un amigo”.

 ¡A la mierda! Todo el mundo se te viene abajo y no hay nada que las haga cambiar de opinión. Así que solo nos queda que decir como un simple robot de cuarta: “OK”

Igual, tenés la esperanza que si no insistís y te desaparecés un par de días, ella piense en lo importante que sos para ella y te diga que sí, que quiere estar con vos y obviamente… Que te dé el beso que deseás.

Como  había dicho, te desaparecés un par de días y te la volvés a topar a los 2 o 3 días y la guacha te saluda como si no hubiera pasada nada. Y entonces le decís:

-Linda, yo no cambié mi opinión. Yo todavía quiero estar con vos, porque te quiero.

Pero ella vuelve a poner la misma cara de orto de la primera vez, cuando le dijiste lo que te salió del alma. Y te vuelve a pisar con su zapatilla llena de mierda (metafóricamente hablando) con la siguiente frase:

-Creo que ya hablamos sobre esto.

¡Faaaá qué frialdad que pueden tener las minas cuando quieren! Porque nada cambió en ella y creyó que al haberte dicho que solo puede verte como amigo, mágicamente dejarías de interesarte en ella. Pero se equivocó.

Calenchu, le das un beso en la mejilla y le mandás una mentira que tenés que hacer unas cosas que no podés dejar pasar y te rajás desapareciendo durante esa semana. Cuando se cumple el plazo, vas a visitarla a su casa donde claro, toda su familia ya te conoce y te reciben súper bien.

¿Pero qué pasa? Ella está con su nuevo novio y te lo presenta, diciendo:

-(NOMBRE DEL NOVIO), te presento a un amigo (O SEA.. VOS)

Generalmente ése nuevo novio lo conocés porque seguro en muchas de esas charlas que tuviste con ella te lo mencionó. Pero como ocurre muchas veces cuando una mina nos habla de un pibe tratamos que nos zumben los oídos para no ponernos celosos si la mina nos gusta. Evitamos escuchar y sólo asentimos con la cabeza como afirmando que estamos escuchando todo.

Pero cuando escuchás el nombre del sorete que tiene de novio. Te acordás que la última charla que tuvieron, por la cual ella lloró y vos le ofreciste tus brazos para abrazarla y tu hombro para que apoyo su cabeza para poder derramar sus lágrimas. Te das cuenta que ése es el forro que la lastima. Que le importa muy poco los sentimientos de ella y solo se la quiere garchar. Y si todo eso fuera poco… “Ése nuevo novio, tiene todas las características contrarias a las que ella te había dicho sobre su hombre ideal”. El cual pensaste que eras vos.

Te decepcionas y te vas sin decir nada. A los días o un par de semanas, ella te busca para charlar. Y… ¿Adiviná qué es lo que pasó? Viene y te dice lo mal que la trató su novio. Te cuenta que es agresivo, que le grita, le levanta la mano, que es mujeriego y desea no haberlo conocido jamás. Vuelve a llorar en tu hombro y te repite una y otra vez: “Gracias por ser mi amigo”.

Muchas veces, lo que la mayoría de las chicas y mujeres piensan que es amor, y es simplemente un capricho. Si notan que esa persona no tiene las condiciones que las podrían hacer feliz… No accedan. Piensen que saldrán lastimadas. No todo lo que brilla es oro.

No sé si mi monólogo los hará reír, llorar o pensar. Pero me gustaría, al menos saber que les abrí los ojos con algo tan simple como esto.

Espero que les haya gustado. ¡COMENTEN!